El Escribidor.

lunes, 4 diciembre 2006

«El Gran Truco»

Filed under: Chistopher Nolan,Posts de Pelicula(s) — Miguel A. Labarca D. @ 4:20 pm

Scarlet y uno de los magos peleadores

No había tenido tiempo de comentarla, pero la vi hace semanas. Además de tincarme, era casi una tarea, porque con Ritch pensamos escribir una película sobre un mago. Es una idea que Ritch tiene hace tiempo y me la logró «vender» por completo. Nuestro mago es chanta, chileno y contemporáneo, no como los super-magos que se nos vienen en cine, pero igual son sorprendentes las sincronías de la vida…
Chris Nolan es un director para el hemisferio izquierdo. Y, hay que decirlo, es un hemisferio venido a menos, por lo menos en el cine. En realidad no, el público lo sigue usando, pero mis amigos cineastas y mis a veces amigos jurados de concursos creen que el razonamiento pasó de moda y buscan intuición, imágenes, minimalismo, vida misma, transcurso del tiempo y planos largos. Parafraseando a Hermes, yo puedo decir que todas aquellas cosas son magníficas, tan magníficas, que cuando uno se despierta con los créditos finales se tira los pelos de rabia por haberse perdido todo aquello. Y es que todo aquello es muy lindo, pero algunos todavía vamos al cine con la infantil espectativa de que nos dejen con la boca abierta. De sorpresa, de emoción, de desconcierto. Casi nunca pasa, es cierto, porque el cine, como buena droga, tiene tolerancia. Pero como buenos adictos, no perdemos la esperanza de volver a sentir lo mismo.
El problema es que Nolan, muchas veces, se va al chancho. Es como esos adolescentes talentosos que aburren a sus compañeros con solos de guitarra eternos en las tocatas del colegio. Tendrá que pasar un tiempo para que entiendan que ya dejaron claro que saben tocar, que ahora deben preocuparse de el todo.
El Gran Truco parte fantástica. Y sigue fantástica. En ambas acepciones de la palabra. Género y calidad. Pero tiene uno de esos finales Shymalayanos que dividen al público en dos. O lo amas o lo odias. O sea, en realidad tiene DOS sorpresas finales (excesivo, les dije). Una es maravillosa. Pero la otra es mula. O magnífica, según el espectador. Para mi fue tan mula que pensé que no había entendido algo. Salí del cine y llamé a Ritch para que me explicara. Él, feliz, me explicó lo que yo había creído, pero que no quería creer… y era eso. Un as dentro de la manga. Después lo conversé con Dunga y también le había encantado.
No voy a decir que el final me arruinó la película. Igual la recomiendo, véanla si les gustan las películas fantásticas-puzzle. Pero me sobró. Me sobró en el contexto de la película, aunque, la idea fuera buena. Ponerla en una película que ya era buena sin ella fue un exceso más de Nolan. Como un largo y enredado solo de guitarra.

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