El mundo es ancho, pero nada de ajeno.

Alguna vez pensamos que el mundo sería una manzana o que veríamos el futuro a través de ventanas. Pero el porvenir tiene muchos ceros y nombre de caricatura gorda. Google. Pocas veces en la vida se tiene la impresión de estar habitando el futuro. Hoy, haciendo caso a repetidas recomendaciones de… mi papá (que pena, mi papá me revela los adelantos tecnológicos) bajé el Google Earth y fui testigo de un milagro. Y no exagero. La carga simbólica que tiene visualizar un planeta que es tú planeta, por primera vez, realmente tú planeta. Y poder descender, avanzar, rotar y ubicar tu aldea: tus calles, tus plazas, pero también las calles, plazas, caminos, glaciares, océanos y lagunas de cualquier otro habitante de éste inmenso, redondo y bello planeta.

Visión Universitaria.

Ejemplos reales de falta de visión:
1) En la universidad, año 1997 aprox. teníamos que hacer un trabajo para el que requeríamos una idea de negocio. Enzo Orellana sugirió un VideoClub en el que encargaras las películas por internet y te las fueran a dejar a la casa. Nos reímos de él. La mayoría sólo había visto Internet en las salas de computación de la U. Le dijimos que nadie sería tan rebuscado de arrendar una película POR INTERNET. Negocio desechado.

Gómez, Soto y la tiranía de la identidad.

La identidad es una convención indispensable pero tiránica y muchas veces antojadiza. Cualquiera es al mismo tiempo muchas personas y, ya se sabe, nunca podremos bañarnos dos veces en el mismo río. Y mi conciencia es un río que fluye en permanente cambio, entonces por qué estoy obligado a responder al nombre de Mitch Gómez (jo, jo, qué conveniente, otra capa de complejidad, Mitch Gómez es un alias, una identidad opcional) todos los días de mi vida? ¿Hoy, con calor, sueño, sandalias e ideas extrañas en la cabeza soy realmente el mismo de ayer conversando de negocios con claridad de cafeína, linda camisa y muy bien fingida inteligencia? Sin duda soy completamente otra persona, pero estoy condenado a responder al nombre de, pensarme e imaginarme como Mitch Gómez.

«Birth»

Fuimos al Blockbuster con Andrea. Y yo, que soy más bien Bazuca fan, debo reconocer que, al menos en el de Tobalaba, el cambio es notable. Gran variedad de películas: clásicos, películas «difíciles de encontrar», algunas no estrenadas en cine y los estrenos… los estrenos son realmente estrenos, algunos todavía presentes en algunas salas. Atrás, por suerte, quedaron los tiempos en que la pared de estrenos era una repetición estúpida de «La Momia 2» o «Los 4 Fantásticos». Algún gerente de marketing debe haber entendido que los esfuerzos deben apuntar a los consumidores intensivos de películas más que al despistado de fin de semana al que trataron de privilegiar por años. Además, si tienen CMR, pueden arrendar por $990 de Lunes a Miércoles. Eso. Me deberían pagar por éstos insertos gratuitos, señor gerente de marketing, mándeme una cuponera de arriendos, un calendario o una polera de Chicken Little. Lo merezco.

Cotesita Larraín chateando en las ruinas circulares.

Hace un tiempo, Queno, un ex compañero de universidad que ahora tiene una empresa de estudios de mercado me invitó a almorzar comida china sin razón aparente. Conversamos de la vida y los respectivos buenos y malos negocios. Saliendo del restaurante me largó la verdadera razón de la reunión veraniega: «te tengo que contar una historia para que la escribas».

«La Aldea»

Después de «Sexto Sentido» que maravilló a casi todos por igual Shyamalan se ha ido volviendo cada vez más controvertido. Casi todos amamos u odidamos sus obras posteriores. Me encantó «Unbreakable» (que muchos odiaron), odié con toda mi alma «Signs» y realmente adoro la injustamente vilipendiada «The Village».
Cuando la estrenaron, tenía la mala costumbre de leer críticas de cine antes de ver las películas que me interesaban (ahora lo hago después, si es que lo hago) y casi no fui debido a la unanimidad de críticos que la encontraban desde mala a mediocre. Pero salí maravillado. E indignado ante tanta basura que le tiraron y le siguen tirando.

Soy pop.

Soy y siempre he sido bastante poco chic y sofisticado para mis gustos. No creo tener mal gusto (¿quién cree tenerlo?), pero suelo ser masivo y poco selectivo. Me gustaría decir que mi director favorito es Abdula Poshmir-Kabula, fiel representante del supra realismo Pakistaní de entre guerras. Pero la verdad es que atesoro más bien a Scorsese, Tarantino, Kubrick, Anderson, Kaufman. No es para avergonzarse, pero definitivamente no impresiona a nadie.

My own private Hollywood.

Tenemos oficina cerca del metro Salvador. Cruzamos el mapocho y estamos en nuestro propio Hollywood. El lugar donde los sueños y los billetes generan reaccionas neutrónicas, engendros bailantes, mutantes histriónicos y espejismos sonrientes.

Preso en la pecera.

Es difícil recordar cómo eran los lugares antes de ser como eran. ¿Cómo era Kennedy con semáforos? ¿O cómo era Irarrázaval antes de tener esa jardinerita al medio? Sé cómo eran, pero no puedo verlo. Podría recordar algún rincón de Punta Arenas, Buenos Aires o Budapest, pero no puedo recordar qué diablos había en Plaza Italia antes del edificio de Telefónica. Somos animales de costumbre. Y la costumbre nos ciega a lo extraordinario. Tengo a Cortázar como notario público; debe ser cierto. Dicen que si pones un cristal en una pecera, al poco tiempo el pez dejará de darse hocicazos. Y que si sacas el cristal, el pecesito nadará circunscrito a su prisión imaginaria. Una frontera de agua invisible que se llama costumbre.

10 de Julio, el mono de nieve y la muerte blanca.

Más que una fecha, una calle, un reino. Grasa, gomas y schops. Calendarios de Marlene Olivarí vestida de mecánico. Señorita Jeaneatte publicita neumáticos. Cerveza Cristal arrasando.