Hoy vi un fantasma. O un potencial fantasma. O lo que podría alguien, que no soy, asegurar que era un fantasma. Un fantasma del pasado, de tiempos mejores. Hoy vi a Paul McCartney, aquí abajo, en la esquina de General Salvo con General Parra. Pero no era el Paul McCartney viejo, arrugado y repetido que he visto en un video en Metro TV. Era un Paul McCartney en sus buenos treintas. Algo más alto que el real, supongo, pero absoluta y estremecedoramente igual de cara. Vestía de blanco y llevaba actitud de gringo perdido buscando una dirección. No atiné a gritarle nada. Creo que si le gritaba «Paul» no hubiese girado, pero tal vez a «McCartney» respondía. Un primo perdido, un hijo ilegítimo, un fantasma de tiempos mejores. Voy a buscar en el PC de Parrao que es fanático a ver si encuentro una canción ad-hoc al encuentro. Si es un mensaje, aún no lo descifro, sólo sé que me encontré con Paul acá en la vereda. Pero dobló la esquina demasiado rápido. No alcancé a fijarme si andaba a pie pelado.
Foto: ¿Han tratado de andar por la calle a pie pelado? No tiene sentido, habiendo tan buenas sandalias. Claro que las fotos no quedan iguales.