El Escribidor.

lunes, 17 septiembre 2007

La Fonda más triste de Chile.

Filed under: Posts de la vida.,Profesiones — Miguel A. Labarca D. @ 10:07 am

Tal cual.

Había decidido renunciar a mi bien remunerado trabajo para empezar mi propio negocio (idea discutible) y con mi socio Parrao se nos ocurrió partir «de a poco» (mala idea) e instalamos nuestra oficina en mi departamento (pésima idea).

En ese tiempo yo estaba tan soltero como un grifo. El departamento que arrendaba en calle Lota era ideal en casi todos los aspectos, salvo al dormir y cocinar. Me dormía tarde por el ruido de los borrachos recogiendo sus autos luego del carrete en el barrio Suecia y me despertaba temprano, con el ruido de las micros que pasaban rugiendo bajo mi ventana a partir de las seis de la mañana. En cuanto al cocinar, estoy seguro que el arquitecto que inventó las cocinas americanas, estoy seguro, nunca se tuvo que hacer un salmón a la plancha y luego, satisfecho, tratar de olvidarlo. Era una cocina para abstemios gastronómicos, cosa que nunca he sido. Así que mi departamento-oficina olía a una mezcla de todos los sabores y cocimientos del mundo que podía ser apetitosa o insoportable según tu estado de ánimo y disposición hacia las experiencias exóticas.

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miércoles, 5 septiembre 2007

La solución crea el problema.

Filed under: Posts de la vida. — Miguel A. Labarca D. @ 3:04 pm

Tengo la misma radio reloj desde que era un niño. Me la regalaron en Canal 13 por participar en el Clan Infantil. Esa es una buena historia, pero es otra historia. Despierto con música entonces. No digo «despertamos», porque se necesita mucho más que una canción matinal para despertar a Andrea. La radio la voy cambiando, pero en general es alguna FM de adulto joven que alterna noticias con canciones a esas tempranas horas. Cuando lo primero que suena son noticias, no pasa nada, pero cuando suena alguna canción el efecto es que esa canción no deja de acosarme durante todo el resto del día. Cuando las tengo es sencillo exorcizarse, simplemente voy al PC y la escucho varias veces hasta que por cansancio abandona mi cabeza. Los problemas comienzan cuando no la tengo. Debo recurrir a google y tipear pedazos de la letra para reconocerla. Una vez identificada antes era cosa de llegar y bajarla. Pero ahora que abandoné el i-Mesh por el famoso «torrent», me doy cuenta que la necesidad crea el problema. Se suponía que al bajar más en menos tiempo sería más fácil bajar canciones. Pero es más difícil. Nadie sube canciones solas al torrent: al parecer lo encuentran un desperdicio. Ayer, para poder escuchar un gran tema llamado «Brother Louie» de los «Stories» (no confundir con la basura de Modern Talking) tuve que bajar obligado las 100 mejores canciones del año 73. Y ahora que bajé 100 canciones no puedo menos que escucharlas. Estoy en eso. Hay joyas insospechadas , basura atemporal y algunos eternos de siempre. No negaré que escuchar música a través de cortes transversales tiene su encanto, pero es cansador que el progreso complique y agregue en lugar de simplificar. Un día de éstos me enojaré y haré una locura. He llegado hasta el extremo de pensar en comprar mis canciones legalmente. Por ahora sigo manteniendo la cordura, pero nunca se sabe.

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