Fuimos a verla el sábado en la tarde al Hoyts de La Reina. Sábado, Hoyts, muchos niños, pop-corn, afiches coloridos y trailers con explosiones.
Pero la cola para entrar a la sala era un paréntesis, un lunar en la colorida euforia del lugar. Andrea y yo éramos los más jóvenes. Todo el (numeroso) público era mayor de cuarenta y muchas parejas mayores de sesenta. No parecían acostumbrados a hacer cola para entrar al cine, miraban a todos lados, preguntaban para qué película era. Nadie tenía popcorn. (more…)